Mucha gente (y, sobre todo, muchas mujeres)
jamás aprende a manejar porque sienten pánico de hacerlo.
Es una fobia frecuente y tiene tratamiento. Qué hacer.
Todos o prácticamente todos conocemos a alguien que, pese a haber obtenido el carnét de conducir e incluso tener coche, no son capaces de ponerse detrás del volante. Es la «amaxofobia», o el miedo a conducir un vehículo.. Puede deberse a factores como haber sufrido un accidente, la participación de seres queridos o conocidos en algún tipo de percance en la ruta o a cualquier tipo de recuerdo doloroso relacionado con la conducción.
A menudo se manifiesta en ataques de pánico, aunque lo normal es que las personas que padecen de amaxofobia sufran ansiedad y agitación cuando tienen que enfrentarse a la conducción de un coche.
Entre las emociones, el miedo es definido como la sensación de angustia provocada por un peligro real o imaginario. Cuando el temor le impide a una persona controlar adecuadamente esas situaciones experimenta un padecimiento conocido como amaxofobia, palabra derivada del griego «amaxo»: carruaje y de «fobia»: miedo.
La franja estaria más afectada por la amaxofobia se ubica entre los 30 y 40 años y se desarrolla en forma paulatina, puede comenzar con miedo a manejar en la autopista, luego en algunas rutas, hasta llegar a presentar una imposibilidad casi completa de manejar.
Sudor, ahogo, temblor, taquicardia y dolor de estómago son algunos de los síntomas que padecen los afectados. Incluso se dan casos de personas que se ven obligadas a parar el auto ante la sensación de descontrol que los invade.
Esta fobia a manejar es una de las más difundidas en los últimos años, pero la sociedad todavía no es consciente de su extensión ni de su importancia, se trata de un trastorno que en ciertos casos ni los propios conductores que lo padecen quieren reconocerlo.
Bustamante señala dos causas frecuentes: una mala experiencia al aprender a manejar o haber estado mucho tiempo sin conducir. El psicólogo Alfredo Cía, de la Asociación Argentina de Trastornos de la Ansiedad, agrega otros dos: «un accidente puede dejar secuelas físicas o psíquicas o la agarofobia» (rechazo a los lugares abiertos) que suele derivar en la imposibilidad de manejar.
Otros probables desencadenantes de la fobia son: conducir bajo efectos climáticos adversos, el tránsito congestionado, conducir de noche, llevar exceso de ocupantes en el auto, entre otros.
La amaxofobia es una enfermedad mental y se puede controlar o curar si se acude a un psicológo especialista o si se aprende a trabajar y controlar el miedo y para ello se necesita comprender la causa que está provocando ese temor.
¿Qué cosas podemos trabajar para enfrentar el problema?
1) Identificar las situaciones que provocan miedo al conducir.
2) Ordenarlas de mayor a menor importancia, de acuerdo al nivel de angustia que provoquen.
3) Tratar de buscar alternativas para atacar el miedo tales como: conducir acompañado, escuchar música que te tranquilice, conducir con las ventanas cerradas para lograr una mejor concentración, conducir distancias pequeñas, evitar conducir en la lluvia o de noche.
4) Buscar ayuda profesional que ayude a hacer desaparecer la angustia. Los especialistas indican una terapia específica, donde si bien los métodos varían, el objetivo es siempre el mismo: modificar creencias negativas que impiden enfrentarse adecuadamente al tránsito.