¿Cómo actúa el casco en caso de impacto? Absorbe parte de la energía del impacto con su estructura, y el cerebro golpea contra el cráneo con menos fuerza.

Dispersa la fuerza del impacto en una superficie más grande por lo que la energía del choque no se concentra tanto en una sola parte de la cabeza.
Actúa como barrera que evita el contacto entre el cráneo y el objeto del impacto (por ejemplo, el suelo).

El casco ejerce su efecto protector por medio de su estructura formada por cuatro componentes básicos:
El casco exterior rígido, distribuye la fuerza del impacto en una superficie más grande y brinda protección a la cabeza procurando evitar la penetración de la misma por objetos externos mientras cubre las partes internas del casco.
La capa interna de absorción de impacto. Está formado por un material que amortigua y distribuye la fuerza del impacto.
El relleno de confort. Es el material alcolchado que se sitúa en el interior más próximo a la cabeza, brindando confort y contribuyendo a que el casco se mantenga fijo, sin movimiento.
La correa de retención, asegura el casco a la cabeza evitando que se desprenda en caso de choque.

Para que el casco actúe eficazmente es fundamental que esté correctamente colocado, y que sea del tamaño acorde a la cabeza, quedando fijo y sin movimiento.
El casco deberá ser reemplazado luego de un choque y/o después de 3 a 5 años de uso.
Existen diferentes diseños de casco y que brindan diferente protección. Los cascos integrales son los que protegen más ya que también brindan protección facial, de la mandíbula y el mentón.


Mitos y realidades sobre el uso del casco

¡Cuáles son las razones que argumentan quienes no lo usan?
Son variadas y coincidentes entre quienes se resisten a usarlo. Desde el simple reconocimiento de que les molesta y les quita la sensación de libertad hasta otras razones que, por muy reiteradas, se transformaron en verdades aceptadas. Veamos algunas de ellas y cuál es la realidad.

Mito: «El casco afecta mi visión, no veo bien de costado”
Realidad: Rebatido por los datos científicos. La visión periférica es de entre 200º y 220º. Los estándares de seguridad internacionales requieren que los cascos provean 210º de visión. Alrededor del 90% de los accidentes suceden dentro de un rango de 160º (la mayoría restante son choques por atrás), así que está claro que los cascos no afectan la visión periférica y no contribuyen a los choques.

Mito: «Con el casco no puedo oir bien los sonidos de la calle».
Realidad: Rebatido por la ciencia. Los cascos reducen la sonoridad de los ruidos, pero no afectan la capacidad del motociclista de distinguir entre diferentes sonidos. La Universidad de California del Sur realizó 900 investigaciones profundas sobre accidentes con motos en el lugar del accidente y no detectó ningún caso en el que el motociclista no pudiera escuchar un sonido crucial del tránsito. Más aún, algunos estudios indican que los cascos son útiles para reducir el sonido del viento y proteger la audición.

Mito: «En caso de accidente, los cascos provocan heridas en el cuello o médula espinal”
Realidad: La investigación ha probado que esto no es verdad. Cinco estudios revisados por la GAO mostraron una mayor incidencia de lesiones severas en el cuello en aquellos motociclistas que no usan casco. Un estudio en Illinois, Estados Unidos, halló que los cascos reducen el número de heridas graves en la médula espinal.
Fuente: Luchemos por la Vida

 

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